Leer puede ser bonito…

¿Cómo estimular el placer por la lectura entre los más pequeños?

Leer puede ser bonito si nos zambullimos en un libro que nos cautiva, que nos interesa, que nos gusta, que nos ayuda… que nos abre los ojos a la realidad que nos rodea. Pero no siempre es bonito leer, pues no es una tarea fácil ni sencilla, especialmente para aquellos que están aprendiendo.

¿Mala lectura en la mecánica? ¿Cuántas palabras por minuto lee esta niña? Sabemos que el aprendizaje de la lectura continúa siendo una de las principales preocupaciones de los maestros y de las familias. Como formadores de futuros educadores, nos encontramos con el desafío de permitir que cada niño aprenda a su ritmo, rompiendo con la rigidez de algunos sistemas educativos… A la postre, más tarde o más temprano todos acabamos aprendiendo a leer. Pensamos que el reto más importante de la escuela es, en primer lugar, abrir las puertas al placer de leer, no hay otro secreto; como dice Emilia Ferreiro “leer no es descifrar y escribir no es copiar”, o al menos, no solo eso.

Según Teberosky, la literatura infantil es la puerta de acceso al mundo de la lectura, especialmente cuando los niños todavía no pueden leer de forma autónoma. Les permite viajar, vivir aventuras trepidantes y encontrar los tesoros que se esconden en las llanuras de los libros.

Ningún adulto lee el primer libro que le cae en las manos, hace falta que al menos nos despierte un poco de interés o motivación. Del mismo modo, habrá que elegir muy bien el libro que ponemos en manos de un niño o niña y hacer una reflexión delicada, sensible y atenta, para conocer la calidad literaria del libro o la lectura en cuestión: las motivaciones de nuestros pequeños, la temática, la belleza de la historia, la calidad del texto y de las ilustraciones, el tipo de letra, el número de páginas… Podéis coger el libro, abrirlo, oler las páginas, echar un vistazo, saborearlo, y entonces, ¡podréis elegir!

Borges dice que el verbo leer es uno de los pocos verbos que no soportan el modo “imperativo”, como amar o soñar. No podemos ordenar a alguien que “lea”, del mismo modo que a nadie se le puede mandar que ame o sueñe.

Os compartimos los diez “derechos del lector”, en palabras de Daniel Pennac al ensayo Como una novela

  1. El derecho a no leer
  2. El derecho a saltar páginas
  3. El derecho a no acabar un libro
  4. El derecho a releer
  5. El derecho a leer cualquier cosa
  6. El derecho a leer el que me gusta
  7. El derecho a leer en cualquier lugar
  8. El derecho a hojear
  9. El derecho a leer en voz alta
  10. El derecho a callar

Os invitamos a reflexionar sobre estos derechos, y tenerlos presentes, bien sea como maestros, padres o lectores, puesto que si descubrimos el placer de la lectura, todo vendrá dado.

Inspirados en Rodari, os recomendamos que veléis cada día por un tiempo de lectura, sin prisas, sin pedir nada a cambio, que procuréis leer en voz alta a cualquier edad, DISFRUTANDO… y entendiendo que “la lectura es un privilegio y no un deber”. Leer historias y compartir lecturas con los niños puede ser una de las prácticas más sencillas y enriquecedoras.

Leer: para aprender, para saber, para pensar, para vivir aventuras, para entretenernos, para evadirnos, para imaginar, para sentir, para valorar la ternura, por placer… Al final, leer puede ser bonito, así de sencillo.

Cómo dice la sabiduría popular, hay lecturas para todo el mundo; solo hace falta que tú, encuentres la tuya. Hoy más que nunca, ¡disfrutad de un buen libro! ¡Feliz Fiesta de San Jorge y Día Mundial del Libro!

Muntsa Benlliure, Jefa de Estudios

Ciclo Formativo de Grado Superior en Educación Infantil

Institució Dual